Perdidos en Nunca Jamás
TEATRO Sábado, 9 de abril Teatro Juan del Enzina · 22.00 h THE CROSS BORDER PROJECT Perdidos en Nunca Jamás Dirección e idea original: Lucía Miranda Entradas: 10 € |
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Dramaturgia: Silvia Herreros de Tejada
Poemas cedidos por: Brenda Ascoz e Isabel Cadenas
REPARTO:
Ángel Perabá.............Peter Pan
Rennier Piñero.............Garfio, Hada, Padre
Efraín Rodríguez.............Lelo, Hada
Belén de Santiago.............Wendy
Laura Santos.............Plumífera, Madre, Hada
Músico y espacio sonoro: Nacho Bilbao
Algunas historias poseen la virtud de adaptarse al paso de los tiempos sin perder, en absoluto, su esencia. Para mí, la esencia de Peter Pan se resume en un dilema que suele pasar desapercibido: Peter Pan no crece porque no quiere… ¿o porque no puede? Las
adaptaciones más conocidas de la obra de J. M. Barrie -como la de Disney- casi siempre aluden al lado más luminoso del personaje. ¡No querer crecer es una postura de rebeldía, una canción de juventud, un triunfo! Pero…, ¿y si realmente fuera lo contrario? ¿Y si Peter no crece porque su madre le cerró la ventana y él se quedó náufrago entre dos mundos? Este conflicto es la base de Perdidos en Nunca Jamás.
Ahora mismo, en España, la gente joven naufraga entre la situación política -el País de Nunca Jamás Trabajarás en lo que Estudiaste- y la desidia -el País de Nunca Jamás Tendrás que Preocuparte-. Pero el tiempo es como un cocodrilo que te persigue de mar en mar, de isla en isla (tic-tac-tic-tac-tic-tac) y, como pasa en todas las buenas historias, al final hay que crecer y vérselas con el mundo… y con uno mismo. Esta recreación de Peter Pan pretende ser muy fiel al original: Wendy es la protagonista (ya lo era en Barrie, si uno se pone a pensar sobre ello); Peter no se enfrenta a la vida porque es un cobarde (para Barrie, Peter era de todo menos un personaje heroico), y el mundo imaginario no siempre cumple nuestras expectativas (según Barrie, la fantasía mal manejada podía ser incluso más peligrosa que la realidad). En el primer Peter Pan, hay un mensaje muy claro: nunca hay que perder la fe infantil, capaz de producir prodigios. Y eso decimos nosotros también: en tiempos difíciles, hay que creer en las hadas. La fe en uno mismo es la mejor arma para enfrentarse al mundo exterior, ahora tan enemigo. Peter Pan, poco más de cien años después de su creación, reaparece en España, en paro, enfadado con el mundo y pasando las noches en un bar cuyo dueño es Garfio. Y Wendy, como ya le sucedió hace poco más de cien años, se verá tentada por ellos y por Nunca Jamás. Pero esta vez, tendrá muy claro quién es la verdadera heroína de la historia… He aquí la magia de la versión.
Silvia Herreros de Tejada, dramaturga